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sábado, 27 de octubre de 2018

Camilo, símbolo de dignidad, valentía y altruismo

La Habana es protagonista de la formación y desarrollo político de uno de los más aguerridos combatientes por la libertad de Cuba, Camilo Cienfuegos Gorriarán.

Su trayectoria a favor de la causa por la independencia y en contra de la injusticia social y racial impuesta durante décadas de servilismo por gobiernos de la otrora república mediatizada, enaltecen la historia de este gigante.

Nació en la localidad capitalina de Lawton en el municipio Diez de Octubre. Procedente de una familia de escasos recursos económicos, emprendedora, digna y con un alto grado de sentido patriótico, consciente de la necesidad de alcanzar la plena soberanía de la nación.

En ese contexto Camilo forja su carácter, desarrolla ideas emancipadoras y comprende tempranamente, siendo aún muy joven, que son impostergables las transformaciones de la sociedad luego de años de imposición de la tiranía batistiana. Comienza entonces junto a otros compatriotas a participar en manifestaciones de repudio al régimen el cual mantenía avasallado al pueblo.

En el año 1954 ante la persecución de la dictadura se ve obligado a salir de la Isla a EE.UU, y desde el exilio continúa sus actividades de oposición al gobierno represivo existente en la Mayor de las Antillas.

Razones migratorias lo precisan trasladarse a México donde conoce al máximo líder cubano Fidel Castro con el desde el principio se identifica por sus ideas y accionar firme de llevar a cabo la contienda revolucionaria que tendría como eslabón primario la preparación militar en el país azteca de un grupo de combatientes, y posteriormente el trayecto en el yate Granma desde el Puerto de Tuxpan, hasta el oriente de Cuba.

El propósito de esa compleja travesía era comenzar la incursión armada en la tierra caribeña e impulsar la guerra contra el dictador hacia el Occidente, no cejando en el empeño hasta alcanzar la derrota definitiva del ejército batistiano que a tantas familias ultrajó.

Vencer o morir fue la palabra de orden de los expedicionarios entre los cuales estaba Camilo, el también Señor de la Vanguardia. Su lealtad a Fidel, al Movimiento 26 de Julio, así como la profunda compenetración entre los objetivos de lucha de ambos rebeldes, creció rápidamente.

Llegó a ser uno de los hombres más destacados e imprescindibles en la epopeya gestada. La conducta osada y confianza depositada en él fueron elementos cruciales para que adentrados ya en la batalla de la Sierra Maestra fuese ascendido al grado de Comandante.

Luego del triunfo del Primero de enero de 1959 ocupa el cargo de Jefe del Estado Mayor del Ejército Rebelde. Y como muestra de la fe que tuvo Fidel en este héroe debido a sus valores, en el histórico discurso del día 8 en Columbia, le preguntó: ¿Voy bien Camilo?, frase inmortalizada por la profundidad de su contenido.

Eran días muy convulsos, mercenarios al servicio de Washington y la Agencia Central de Inteligencia actuaban por todos los medios a su alcance con estrategias de desunión, campañas mediáticas de desinformación contra el naciente proceso cubano, hasta llegar a incursionar en actos terroristas, detonaciones de explosivos en lugares y centros de interés socio-económico, actividades piratas, invasiones etc.

En ese contexto se produce en Camagüey en el mes de octubre del propio año de la victoria del Ejército Rebelde un complot contrarrevolucionario promovido entonces por Hubert Matos quien decidió traicionar la causa.


Ante el suceso, Camilo decide ir hacia el lugar de los hechos a enfrentar la conspiración que se gestaba e intentar incluso dialogar para esclarecer posiciones, actitudes, y evitar mayores consecuencias.

Y al regresar el día 28 de esa difícil misión, la aeronave que lo trasladaba a La Habana, desapareció.
La noticia conmovió a Cuba entera, un pueblo en las calles lloró junto a sus compañeros de lucha y familiares. Se efectuó durante varios días una incesante búsqueda por aire y mar sin que pudiese localizarse el avión.


Este titán noble y valiente, hombre de mil anécdotas y decenas de batallas, leal a Fidel y a la Revolución irrigó por siempre con su vida, la semilla de la dignidad y el amor a la Patria libre y soberana que ayudó a construir.





Por Aixa Alfonso 

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