Por Alberto Buitre/Huffington Post
Creo que llegó la hora de dejar de hablar y pasar a los hechos. Dicen que la verdad arrastra y si es cierto, vamos a demostrarlo. Por eso te tengo una simple propuesta:
Soy periodista, he visto mucho, o muy poco para el tamaño del mundo. Quiero conocer esa Cuba represiva, esa Cuba pobre, esa Cuba infame; quiero conocer todo eso de lo que tú hablas y escribes y te quejas. Llévame a conocer el lugar más pedestre de toda la isla, el más violento. Ese lugar que podría ser la más vívida, insufrible y lastimosa consecuencia de eso que tu llamas dictadura de los Castro. Enséñame los frutos podridos de la demagogia de Fidel. Las paredes ensangrentadas por la Revolución. Muéstrame las mazmorras, la gente muriéndose de hambre, la niñez golpeada. En serio. Quiero conocer legítimamente la Cuba de abajo, muy abajo. Pon frente a mis ojos a los abandonados; la podredumbre. También a la juventud sin futuro, las mordidas de tiburón en las piernas de los hombres y mujeres que huían de la miseria, la represión y la censura.
No te preocupes por darme alojo. Yo pago mi cuarto, mis viajes, mi comida. No tienes nada que tramitarme, no le pidas permiso a nadie. No te exijo que me lleves a un lugar en especial. Escoge tú el sitio, a lo ancho de toda Cuba, en la provincia que quieras, en el municipio que elijas, en el barrio que consideres predilecto para este fin. Yo ahí llegaré, en silencio. No haré preguntas que consideres incómodas. No te sientas obligado a velar por mi seguridad; asumo los riesgos como un accidente de trabajo.
Sólo tengo dos condiciones. Dos muy simples.
La primera es llevar una cámara de video, filmar y publicar todo lo que vea. Sin entrevistas, ni trucos de edición. Sólo mi cámara y la realidad que vas a mostrarme.
Y la segunda es menos simple, pero la considero una condición justa. Al terminar el recorrido, cuando creas que es todo lo que puedo ver y te hayas convencido que me mostraste lo peor de la dictadura comunista de Cuba, haremos algo muy sencillo: Vendrás conmigo a México a que tú conozcas el peor lugar de este país, el más violento, el más pedestre; aquel tocado por la corrupción y la miseria más ruin de la que un mexicano es capaz; el más insufrible, el más podrido.. ¿Te parece bien?
Para que te animes, me comprometo contigo a no llevarte a ningún lugar caliente por el narcotráfico, ni evidentemente desquiciado. Sería una comparación injusta, considerando que esos sitios arrastran décadas de violencia, aunque pocas menos de lo que ha durado la Revolución Cubana.
Además, yo sí velaré por tu seguridad; no te pondré en riesgo ni lo haría llevándote a un sitio donde podría alcanzarnos una bala perdida por el simple hecho de caminar por la calle. En cambio tú elije el lugar, en el Estado que quieras, en el Municipio que elijas, en el barrio que más te acomode. Es más ¿por qué no elijes una de las colonias más ricas de la Ciudad de México? ¿Las Lomas? ¿San Ángel? ¿Santa Fe? O los nuevos lugares como Interlomas o Huixquilucan, aunque eso ya es Estado de México, pero es lo de moda en cuanto a lujo. No te fíes del brillo; te prometo que cumpliré mi propuesta de llevarte al lugar más infame de ahí. Podrás hacer las preguntas que quieras, filmarlo todo, pedirme lo que necesites y pueda yo solventarte. Haré el esfuerzo por pagarte tu boleto de avión, tu comida y tu hospedaje. No te faltará nada. De ninguna forma es que me sobre el dinero; soy un trabajador y no tengo propiedades, salvo un viejo auto modelo 97. Sólo soy un periodista interesado en tu discurso.
Posiblemente pienses que no existe punto de comparación entre la realidad de México y Cuba. Y tienes razón. De entrada son dos países que, aunque muy unidos cultural, política y socialmente, son administrados bajo dos sistemas económicos distintos. México es capitalista, Cuba es comunista. Uno está lleno de drogas y el otro no. No se puede comparar una manzana con una pera ¿cierto? Pero no se trata de la fruta sino de lo que significa a la fruta; en este caso, su sabor, su color, su olor; que en nuestro caso es a lo que nos saben nuestros países: la represión, la pobreza, la violencia, la demagogia. Establezcamos con hechos la definición de ello, según tú y según yo.
Piénsalo. Tal vez acá te den ganas de quedarte, de “huir”. Y no es que haga apología de la disidencia; al fin tú ya eres disidente ¿cierto? Oye y ¿por qué no, ya que estás en México, conoces otros como tú, también disidentes, pero mexicanos?
De esos que se enfrentan a las balas del régimen, que son encarcelados, hacen huelgas de hambre, son heridos por la policía, desaparecidos ellos y sus familias, y hasta asesinados en secreto por simplemente expresar sus ideas.
¿Te parece bien que vayamos con la familia de uno de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa? ¿O con los padres del niño Iriberto Reyes García, asesinado en Ostula, Michoacán, por una bala del Ejército? ¿O a Tlapa, Guerrero, con los amigos de Antonio Vivar Díaz, el joven profesor que murió por un disparo de la Policía Federal durante una represión el día de las elecciones? O si te interesa los temas de migración, hagamos un recorrido por el tren “La Bestia” por donde cientos de centroamericanos atraviesan lo que llaman “el infierno mexicano”.
Creo que es una buena idea que compartas tus experiencias con ellos, ya que, al fin de cuentas, ambos son disidentes de su Gobierno, ¿cierto?. En tanto si aceptas mi propuesta primera, déjame tu mensaje en la sección de comentarios y vamos poniéndonos de acuerdo.
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