LA CORRUPCIÓN: Es una
enfermedad de las más peligrosas en nuestro tiempo y aparece en todas partes:
prácticamente se constituyó en una epidemia bajo cuyas nefastas consecuencias
caen sin remedio los principios y valores más importantes de la sociedad.
La comparamos con la
ética situacional. ¿Qué es la ética? Cada texto y autor presentan una
definición distinta aunque todas giran alrededor del compromiso de asumir
actitudes y comportamientos responsables con todos los integrantes de la
comunidad. Sin embargo, existe además una concepción perversa según la
cual “ética es toda actuación correcta siempre y cuando me proporcione
beneficios o, por lo menos, no limite mis intereses”.
Tengo la convicción de que la ética
situacional induce a actuar de acuerdo con las circunstancias y no con los
principios permanentes e invariables en los que nos hemos formados. Quienes se
protegen a la sombra de estas
forma de ver el mundo se justifican con uno o varios de los siguientes
argumentos: 1. Todo lo que los demás traten de hacerme a mí, yo tengo derecho a
hacérselo a ellos; 2. El fin justifica los medios; 3. Si todo el mundo lo hace,
yo también puedo hacerlo; 4. Haz lo que debas hacer pero no permitas que nadie
se dé cuenta; 5. Si todos estamos de acuerdo, todo lo que hagamos estará bien;
6. Si no lo hago yo, lo hace otro.
En
contraste con semejante forma de ver el mundo otros prefieren quedarse con esta
definición que leí recientemente: ética es la forma en que actúo cuando nadie,
absolutamente nadie, me está viendo.
¿Que se debe hacer?
Educar,
pero bien es sabido que la educación por sí sola no resuelve estos fenómenos,
entonces ¿Qué? Enseñar al que no sabe, ¿Cómo? A través de la familia que juega
un rol tremendamente importante. Es en la familia donde la persona aprende
moral, ética, respeto y sin duda alguna que las instituciones pueden aportan
mucho a la construcción de la persona, pero ¡Cuidado! La falta de ética ya
tiene contaminada la sociedad. Porque la mayoría no sabe que es una forma de corrupción también,
a pesar de que no ha habido sobornos ni ningún otro comportamiento similar,
esto debido a que este fenómeno sucede también cuando las personas en su actuar
público no lo hacen con responsabilidad, eficiencia, calidad, rectitud y demás
valores de un ciudadano modelo. Es decir cuando no brinda el comportamiento que
se espera de él, en términos profesionales cuando no actúa éticamente, en
términos jurídicos cuando no actúa con probidad.
Ahora
bien, ¿cómo combatir todo esto?, ¿cómo parar esta corrupción? Con participación
ciudadana y con educación.
Los ciudadanos tienen que saber que es
corrupción toda falta de ética y por tanto lacera, debilita la moral y los
principios y como la pueden combatir. Ellos tienen que saber que conforme
merecen un servicio público de calidad, y en ello hoy se lucha por su mejoría a
pesar de las insuficiencias, deben tener un comportamiento públicos de calidad,
y deben exigirlo, unos a los otros, y no dejarnos llevar porque alguien no está
actuando con probidad. De esta manera, si existe insensibilidad, dentro del
colectivo de un centro de trabajo, reflejado en su desempeño, ahí es donde cada
ciudadano puede contribuir más fácilmente y combatirla.
Hay quienes plantean que una de las principales
causas de los hechos de corrupción es las necesidades económicas que está
viviendo el pueblo cubano. No les quito la razón pero creo que es un análisis
muy superficial para un tema tan complejo.
No me cabe la menor duda que el salario, al
no ser un medio de pago justo, ni estimulante y no satisfacer las necesidades
básicas de los trabajadores, se convierte en una causa de peso para que el
trabajador busque otras vías de ingresos. Pero ¿por qué cuando se alcanza un
nivel de vida decoroso cambian las motivaciones para seguir corrompiéndose?
Los deseos de alcanzar un
reconocimiento social a través de la ostentación de riquezas pueden llevar a un
individuo a utilizar cualquier método indecoroso. Eres considerado una persona
de éxito cuando seas capaz de exhibir que tienes mucho dinero, sin importar el
origen, este es un rasgo de las sociedades capitalistas que en alguna
medida se ha entronizado en nuestro país ¿No es preocupante que actitudes como
esta estén calando hondo en la conciencia ciudadana?
Una pregunta: ¿Si los trabajadores de
una entidad se sintieran los verdaderos dueños de los medios de producción,
ocurrirían fenómenos como estos?
Que salgan a la luz estos fenómenos y
que en la dirección del país exista una voluntad firme para combatir este
problema, junto a un mayor protagonismo de la sociedad, constituyen los
elementos necesarios para enfrentar la corrupción con optimismo y minimizarla
porque como enfermedad crónica, siempre van a existir síntomas reflejados en
algunos de los miembros de nuestra sociedad.
Nuestros
Pilares
La Juventud -no como
segmento social de edad determinada, sino como valor: aquellos con voluntad de
futuro y entrega, los jóvenes de espíritu-, que es “la arcilla fundamental” de
toda revolución, es quien por medio de una férrea voluntad de espíritu
renacentista podrá hacer posible ese resurgir necesario en la ética, que nos ha
guiado en nuestra sociedad en el ejemplo de nuestro máximo líder el compañero
Fidel.
Para
ello, solo hay un camino: la acción, fruto de la entrega y de esa férrea
voluntad de que antes hablaba. Y la acción tiene dos campos: la intelectual y
la directa. La palabra y la obra. Hay que recuperar esa vieja consigna: ¡Pensamiento y Acción!,
que son perfectamente posibles en nuestra sociedad. Solo así podremos rescatar
esos valores que tanto añoramos en una sociedad que como dicen algunos no es
perfecta pero que con el esfuerzo de todos podría ser mejor. De esta manera
estaríamos en condiciones de erradicar esa peligrosa enfermedad “La Corrupción”,
en nuestra sociedad.
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