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sábado, 27 de septiembre de 2014

CORRUPCIÓN: UNA ENFERMEDAD PELIGROSA, EN NUESTRA SOCIEDAD.



LA CORRUPCIÓN: Es una enfermedad de las más peligrosas en nuestro tiempo y aparece en todas partes: prácticamente se constituyó en una epidemia bajo cuyas nefastas consecuencias caen sin remedio los principios y valores más importantes de la sociedad.
La comparamos con la ética situacional. ¿Qué es la ética? Cada texto y autor presentan una definición distinta aunque todas giran alrededor del compromiso de asumir actitudes y comportamientos responsables con todos los integrantes de la comunidad.  Sin embargo, existe además una concepción perversa según la cual “ética es toda actuación correcta siempre y cuando me proporcione beneficios o, por lo menos, no limite mis intereses”.  
Tengo la convicción de que la ética situacional induce a actuar de acuerdo con las circunstancias y no con los principios permanentes e invariables en los que nos hemos formados. Quienes se   protegen  a la sombra de estas forma de ver el mundo se justifican con uno o varios de los siguientes argumentos: 1. Todo lo que los demás traten de hacerme a mí, yo tengo derecho a hacérselo a ellos; 2. El fin justifica los medios; 3. Si todo el mundo lo hace, yo también puedo hacerlo; 4. Haz lo que debas hacer pero no permitas que nadie se dé cuenta; 5. Si todos estamos de acuerdo, todo lo que hagamos estará bien; 6. Si no lo hago yo, lo hace otro.
En contraste con semejante forma de ver el mundo otros prefieren quedarse con esta definición que leí recientemente: ética es la forma en que actúo cuando nadie, absolutamente nadie, me está viendo.
¿Que se debe hacer?
Educar, pero bien es sabido que la educación por sí sola no resuelve estos fenómenos, entonces ¿Qué? Enseñar al que no sabe, ¿Cómo? A través de la familia que juega un rol tremendamente importante. Es en la familia donde la persona aprende moral, ética, respeto y sin duda alguna que las instituciones pueden aportan mucho a la construcción de la persona, pero ¡Cuidado! La falta de ética ya tiene contaminada la sociedad. Porque la mayoría no sabe que es una forma de corrupción también, a pesar de que no ha habido sobornos ni ningún otro comportamiento similar, esto debido a que este fenómeno sucede también cuando las personas en su actuar público no lo hacen con responsabilidad, eficiencia, calidad, rectitud y demás valores de un ciudadano modelo. Es decir cuando no brinda el comportamiento que se espera de él, en términos profesionales cuando no actúa éticamente, en términos jurídicos cuando no actúa con probidad.  
Ahora bien, ¿cómo combatir todo esto?, ¿cómo parar esta corrupción? Con participación ciudadana y con educación.
 Los ciudadanos tienen que saber que es corrupción toda falta de ética y por tanto lacera, debilita la moral y los principios y como la pueden combatir. Ellos tienen que saber que conforme merecen un servicio público de calidad, y en ello hoy se lucha por su mejoría a pesar de las insuficiencias, deben tener un comportamiento públicos de calidad, y deben exigirlo, unos a los otros, y no dejarnos llevar porque alguien no está actuando con probidad. De esta manera, si existe insensibilidad, dentro del colectivo de un centro de trabajo, reflejado en su desempeño, ahí es donde cada ciudadano puede contribuir más fácilmente y combatirla.    
Hay quienes plantean que una de las principales causas de los hechos de corrupción es las necesidades económicas que está viviendo el pueblo cubano. No les quito la razón pero creo que es un análisis muy superficial para un tema tan complejo.
No me cabe la menor duda que el salario, al no ser un medio de pago justo, ni estimulante y no satisfacer las necesidades básicas de los trabajadores, se convierte en una causa de peso para que el trabajador busque otras vías de ingresos. Pero ¿por qué cuando se alcanza un nivel de vida decoroso cambian las motivaciones para seguir corrompiéndose?
Los deseos de alcanzar un reconocimiento social a través de la ostentación de riquezas pueden llevar a un individuo a utilizar cualquier método indecoroso. Eres considerado una persona de éxito cuando seas capaz de exhibir que tienes mucho dinero, sin importar el origen, este es un rasgo de las sociedades capitalistas que en alguna medida se ha entronizado en nuestro país ¿No es preocupante que actitudes como esta estén calando hondo en la conciencia ciudadana?
Una pregunta: ¿Si los trabajadores de una entidad se sintieran los verdaderos dueños de los medios de producción, ocurrirían fenómenos como estos?
Que salgan a la luz estos fenómenos y que en la dirección del país exista una voluntad firme para combatir este problema, junto a un mayor protagonismo de la sociedad, constituyen los elementos necesarios para enfrentar la corrupción con optimismo y minimizarla porque como enfermedad crónica, siempre van a existir síntomas reflejados en algunos de los miembros de nuestra sociedad.
Nuestros Pilares
La Juventud -no como segmento social de edad determinada, sino como valor: aquellos con voluntad de futuro y entrega, los jóvenes de espíritu-, que es “la arcilla fundamental” de toda revolución, es quien por medio de una férrea voluntad de espíritu renacentista podrá hacer posible ese resurgir necesario en la ética, que nos ha guiado en nuestra sociedad en el ejemplo de nuestro máximo líder el compañero Fidel.
Para ello, solo hay un camino: la acción, fruto de la entrega y de esa férrea voluntad de que antes hablaba. Y la acción tiene dos campos: la intelectual y la directa. La palabra y la obra. Hay que recuperar esa vieja consigna: ¡Pensamiento y Acción!, que son perfectamente posibles en nuestra sociedad. Solo así podremos rescatar esos valores que tanto añoramos en una sociedad que como dicen algunos no es perfecta pero que con el esfuerzo de todos podría ser mejor. De esta manera estaríamos en condiciones de erradicar esa peligrosa enfermedad “La Corrupción”, en nuestra sociedad.

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