En la mañana de este 19 de abril, día histórico en que ya no solo se
conmemora la primera derrota del imperialismo yanqui en América sino la
toma de posesión de un nuevo gobierno en Cuba que hace evidente en las
más altas esferas de dirección del país la continuidad de las nuevas
generaciones con el legado de la generación histórica que fundó la
Revolución cubana, el compañero Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, nuevo
Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, pronunció su primer
discurso.
Su primera intervención comenzó con un reconocimiento al liderazgo del
General de Ejército Raúl Castro, quien fue el candidato con más votos en
estas elecciones generales vividas por el país, así como también estuvo
entre los de mayores cantidades de votos los Comandantes de la
Revolución, «quienes al estar en esta sala nos dan la oportunidad de
abrazar la historia», destacó.
Igualmente hizo referencia a «los oscuros intentos por destruirnos» de quienes no han podido destruir «el templo de nuestra fe».
Con esta legislatura —destacó— culmina el proceso eleccionario de los
últimos meses que el pueblo ha llevado a cabo consciente de su
importancia histórica. El pueblo ha elegido a sus representantes
atendiendo a su capacidad para representar a las localidades, sin que
mediara una campaña, sin corrupción ni demagogia. Los ciudadanos han
distinguido a personas humildes, trabajadoras y modestas, como sus
genuinos representantes, los cuales participarán en la aprobación e
implementación de las políticas aprobadas.
En su opinión, «este proceso ha contribuido a la consolidación de la unidad en Cuba».
Sobre las expectativas que pudiera tener el pueblo sobre este
gobierno, destacó que el nuevo Consejo de Estado debe continuar
«actuando, creando y trabajando sin descanso, en vínculo permanente con
su gente noble».
También añadió que, si alguien quisiera ver a Cuba en toda su
composición, bastaría que viera nuestra Asamblea Nacional, con todas las
mujeres que ocupan cargos decisivos en el estado y el gobierno. Sin
embargo, alertó, no importa tanto cuánto nos parecemos al país que
somos, como el compromiso que contraemos con el presente y el futuro de
Cuba. El Consejo de Estado y de Ministros tiene su razón de ser en el
vínculo permanente con la población.
Díaz-Canel señaló cómo durante la clausura del Congreso del Partido
el General de Ejército dejó claro que su generación entregaría a los
pinos nuevos las banderas de la Revolución y el Socialismo lo cual
significa —entre muchas razones— que el mandato dado por el pueblo a
esta legislatura es crucial y que debemos perfeccionar nuestra labor en
todos los ámbitos de la vida de la nación.
«Asumo la responsabilidad con la convicción de que todos los
revolucionarios, desde cualquier trinchera, seremos fieles a Fidel y a
Raúl, líder actual del proceso revolucionario», destacó el nuevo
Presidente de Cuba.
Acto seguido resaltó que los hombres y mujeres que forjaron la
revolución «nos dan las claves de una nueva hermandad que nos transforma
en compañeros y compañeras» y destacó, como otro logro heredado, la
unidad que se ha hecho invulnerable en el seno de nuestro partido, que
no nació de la fragmentación de otros, sino de quienes se proponían
lograr un mejor país.
Por eso, dijo, «Raúl se mantiene al frente de la vanguardia política.
Él sigue siendo nuestro Primer Secretario como el referente que es para
la causa revolucionaria, enseñando y siempre presto a enfrentando al
imperialismo, como el primero, con su fusil a la hora del combate».
De la obra revolucionaria y política del General de Ejércitó destacó
su legado de resistencia y en la búsqueda del perfeccionamiento de la
nación. «Al dolor humano, antepuso el sentido del deber», comentó en
referencia a la pérdida física del Comandante en Jefe Fidel Castro el 25
de noviembre de 2016.
Asimismo, destacó de Raúl su dimensión de estadista, formando
consenso nacional y la manera en que liderado el proceso de
implementación de los lineamientos. Igualmente destacó cómo había hecho
realidad el regreso de los Cinco héroes, tan anunciado por Fidel.
Ha signado con espíritu propio las relaciones internacionales:
dirigió las relaciones diplomáticas con EE.UU., lideró la presidencia
protémpore de la CELAC, el proceso de Cuba como garante para la paz en
Colombia, y ha estado en todos los diálogos regionales y hemisféricos
resaltando las razones de nuestra américa. Ese es el Raúl que conocemos,
dijo Díaz-Canel.
Y recordó al pueblo cuando el General de Ejército, siendo muy joven,
participó en la expedición del Granma, emprendió la lucha en la Sierra
Maestra, fue ascendido a Comandante, y desarrolló experiencias de
gobierno que serían aplicadas en el país tras el triunfo revolucionario.
Conozco de las preocupaciones y las expectativas de un momento como
este, pero sé de la fuerza y sabiduría del pueblo, el liderazgo de
Partido, las ideas de Fidel, la presencia de Raúl y Machado, y
conociendo el sentir popular, le afirmo a esta asamblea que el compañero
Raúl, encabezará las decisiones para el presente y futuro de la nación,
puntualizó Díaz.
Ratifico que la política exterior cubana se mantendrá inalterable.
Cuba no aceptará condicionamientos. Los cambios que sean necesarios los
seguirá haciendo el pueblo cubano, agregó.
También reclamó el apoyo de todos los que ocupan responsabilidades de
dirección a diferentes niveles en la nación, pero, sobre todo del
pueblo. «Tendremos que ejercer una dirección cada vez más colectiva.
Fortaleciendo la participación del pueblo», resumió.
No vengo a prometer nada, como jamás lo hizo lo Revolución en todos
estos años. Vengo a cumplir el programa que nos hemos impuestos con los
lineamientos del Socialismo y la Revolución, subrayó acerca de sus
principales objetivos de trabajo.
Y en cuanto a los enemigos del proceso revolucionario, dijo: Aquí no
hay espacio para una transición que desconozca o destruya la obra de la
Revolución. Seguiremos adelante sin miedo y sin retrocesos; sin
renunciar a nuestra soberanía, independencia, programas de desarrollo, e
independencia.
«A quienes por ignorancia o mala fe dudan de nuestro compromiso,
debemos decirles que la Revolución sigue y seguirá», aclaró pues «el
mundo ha recibido el mensaje equivocado de que la revolución termina con
sus guerrilleros».